jueves, 27 de agosto de 2009

el despecho y el sexo


No hay nada peor que tomar decisiones por despecho, bueno eso dicen aunque a mí no me salió tan mal. Te voy a contar. Te acuerdas del cliente que siempre me dejaba unas propinotas? Del que me llevaba regalitos? Ah, pues no te dije que me regaló una cadenita preciosa, con un dije en forma de corazón porque no quería darte explicaciones. Me cansé de decirte que no me acostaba con él, te acuerdas?

Pues qué crees? Ya me acosté y me gustó. Me dí gusto pensando que te vas a arrepentir cuando te enteres de que me estoy cogiendo a otro. Y eso me encendía más y le pedía más y me daba más. Nunca lo había hecho por despecho y me gustó. Me gustó tanto que ahora me siento mal porque se me hace que te voy a mandar a la chingada y eso me duele. Pero en fin, necesito alguien más que me trate como reina, aunque obvio, a un nivel mucho más alto... me entiendes, verdad? Pues espero que te quede muy clarito. Antes no aceptaba estas proposiciones por ti, porque aunque no lo creas te fui leal (no fiel) pero ahora que ya no estás pues...

Así que te vas! me fui! Me vine! y estuvo bien rico.

martes, 25 de agosto de 2009

el show tiene que continuar

Aunque la semana pasada trabajé sin ganas, fue una de mis mejores semanas. Aunque claro, sólo estoy hablando de dinero. Dicen que las mejores cosas de la vida no se compran, ni se tocan, ni se ven, pero yo sobrellevo mi depresión y mi mal humor supliendo ese vacío que hoy es mi vida con cosas materiales como otro par de zapatos que no necesito, otra decoración en las uñas que tampoco necesito y otro fin de semana en Acapulco (que sí necesitaba, neto).

Nada mejor que viajar sola para aclarar la mente. El hotel de siempre, la playa de siempre y la rutina de siempre aunque esta vez me ahorré las desveladas. En realidad, me la pasé fumando en el balcón por las noches y tomando el sol y comiendo cocos durante el día. Nunca he sido buena para ligar. En realidad, soy muy común sin el maquillaje, el peinado y el vestuario. Puedo pasar perfectamente inadvertida si me lo propongo. A veces lo necesito. A veces me cansa ser objeto del escrutinio del ojo ajeno. Y aunque el mesero se esmeraba en el servicio, no supe si era por mí o por las buenas propinas que le dejaba. En realidad me cayó bien porque nunca se quiso hacer el chistoso y porque me dejó en paz conmigo misma en lugar de hacerme la plática.



Ayer no fui a trabajar porque venía cansada de manejar, pero hoy tengo que volverme a poner las pilas. Mi antiguo sirviente no se ha reportado y dudo que lo haga, pero es mejor así para ambos. Total, de peores he salido menos raspada...

martes, 18 de agosto de 2009

ya estoy más tranquila

La verdad es que no lo estoy pero no tengo más remedio que resignarme a que no soy más tu reina. Eso de dejar de ser el centro de atención no es divertido. No lo es para mí. Yo creo que por eso soy teibolera. Soy exhibicionista, me gusta que me miren, que me envidien, que hablen de mí. Y encima me pagan por eso.

Lo malo es que no cualquiera aguanta que su galana ande en estos menesteres. Que otros hombres la vean, la deseen, la huelan, la toquen. Imagino los celos que sentiste durante meses y que nunca expresaste. Lo siento, pero así me conociste y así me aceptaste, no voy a cambiar. Te lo dije muchas veces. Prefiero seguir siendo libre, aunque te extrañe. Será sólo por un tiempo el que llore antes de dormir. El que sufra cuando llegando del antro me encuentre en mi depa, sola, en silencio y mire alrededor y vea tus fotos, y todos los detallitos que me diste.

Mi libro favorito del 14 de febrero. Aunque nunca esperé que me regalaras nada. Nunca fuimos una pareja formal aunque para free estuvo bien, no? Más de un año. Duele la separación, duele el no recibir mensajitos a medio día, el no verte antes de irme a trabajar. Pero sólo es temporal. No puedo obligarte a estar conmigo, a aceptar esta parte de mí que no te gusta pero la que me hace ser quién soy. Lo siento. Siento mucho que no hayas sido capaz de verme más allá de una simple teibolera. Siento mucho también no poder "dejarlo todo" por seguirte.

Soy libre, soy teibolera y no voy a cambiar por ti ni por nadie.

Adiós.

jueves, 13 de agosto de 2009

enamorarse de una teibolera


El que va a un APPM como lo es un table-dance lo último que debe pensar es que conseguirá una novia. Yo no sé porqué algunos hombres van con esa mentalidad. Seguro nomás fingen, verdad? Más de uno ha querido sacarme de ese lugar, ofrecerme un trabajo decente y hacer de mí una mujer de bien. No hay nada de malo conmigo, porqué no lo entienden.

Además, no saben lo que implica enamorarse de una teibolera. Por Dios! No somos mujeres de otro planeta pero nuestro trabajo nos hace ver la vida bajo una óptica distinta. La mayoría de las que trabajamos en esto del tubo es porque nos gusta el dinero, y nos gusta más si es dinero rápido. Aclaremos que esto no significa que es dinero fácil. No, no es fácil. Es lo que quieran pero no fácil.

Luego, los píncipes rescatadores creen que estamos ahí atrapadas, obligadas y explotadas (y no digo que no las haya) pero al menos yo no conozco a ninguna en esa situación; y por lo tanto nos tratan como si fuéramos niñas chiquitas en lugar de tratarnos como a cualquier otra mujer con cualquier otro tipo de trabajo. Por qué la diferencia? Porque somos teiboleras? Porque nos quitamos la ropa frente a 200 cabrones cada noche? Porque tenemos que ser discretas en nuestra vida privada? Porque nos desenvolvemos bien sobre un escenario?

No hay que confundir. Sólo somos mujeres pero ustedes, mis queridos caballeros creen que somos pobres palomitas en aprietos cuando somos más independientes que ustedes y muchas veces ganamos más que ustedes. Pueden vivir con eso?

Lo supuse.

martes, 11 de agosto de 2009

cómo te atreves?!!!

Yo que te dominaba, que te hacía como quería, que era tu reina y tu mundo, tu adoración. Tú que eras mi esclavo, mi sirviente, mi fiel admirador, mi incondicional lacayo. Maldito, te atreves a dejarme!!! Quién te crees? Si yo soy lo mejor que te ha pasado en la vida. Las mejores nalgas que te han hecho el favor, no? No eso me decías, imbécil? Te odio, ojalá que te aproveche, que te hagan sufrir como sufro yo ahora. Que te traten bien y que luego te dejen así nomás, sin excusa, sin razón, sin motivo. Que te la hagan. Te deseo lo peor. Que te humillen, que te destrocen, que te vaya tan mal que te acuerdes de mí y llores hasta que se te sequen los ojos. Maldito mil veces. Como tú me encontraré a cientos, pero como yo NUNCA volverás a tener tanta suerte, me oyes?

Te odio.

jueves, 6 de agosto de 2009

chichonas o con poca chichi?

Tengo una duda existencial desde hace un par de semanas. No sé si aumentarme las chichis. Me siento a gusto así como Dios me hizo, pero debo confesar que la competencia está muy cabrona y que a veces mis adorados clientes me han llegado a preguntar que porqué no me he operado.

Será que las chichonas tienen más punch??? No creo que ganen más que yo pero... y si sí? Y si me he estado perdiendo de mucha$ oportunidade$ por ser 34B en lugar de 34C o 34D?

Ya pregunté que en cuánto me saldrían y sí me alcanza. Ahora sólo tengo que decidirme...


martes, 4 de agosto de 2009

la identidad secreta de una teibolera

Sé que esto no sólo me pasa a mí, sino a la gran mayoría de mis compañeras de profesión: vivimos una doble vida. En el día somos mujeres "normales" de gustos normales y apariencias "normales". Buscamos pasar prácticamente desapercibidas o al menos, llamar la atención lo menos posible. Es parte del instinto de conservación. Pocas de nosotras revelamos nuestra profesión a nuestros amigos, y aún más pocas a nuestros familiares cercanos.

Y bueno, cuando estas personas cercanas se enteran, y lo asimilan, pueden llegar a comprenderlo pero muchos pueden también usarlo en nuestra contra si es que se llegan a enojar con nosotras. Todos algunas vez discutimos o entramos en desacuerdo con alguien, no? Imagínense, vivir con el miedo de que alguien que sepa nuestro secreto lo divulgue a los cuatro vientos sólo porque "estaba enojad@". En fin, las consecuencias pueden ser catastróficas. Por eso es que nos inventamos cualquier otro tipo de trabajo, en cualquier otro tipo de sector y somos lo más discretas que podemos en cuanto al maquillaje y al vestuario.

Por ejemplo, tengo una compañera que "trabaja en una funeraria" en el turno de la noche porque le pagan más. Así que siempre sale de su casa con el cabello recogido, nulo maquillaje y ropa sobria. Llegando al APPM se suelta el cabello, se perfuma y se maquilla con los productos que la casa nos proporciona. El vestuario siempre lo deja en el locker o se lo da a lavar a alguna de las "mamis" y antes de irse toma una ducha completa, se seca el cabello y se asegura de que no hay rastro alguno de brillitos, pestañas postizas u olor a cigarrillo.

Otra, es "enfermera particular especializada en viejitos". En realidad durante un tiempo sí fue enfermera por lo que conserva el uniforme y es capaz de inyectar, tomar el pulso y esas cosas que las enfermeras hacen. Por lo que siempre llega vestida de blanco y con maquillaje normal, sin exageraciones. Igual, deja el vestuario y los zapatos y demás pertenencias en el locker. Y procura echarse spray anti-olores en el cabello (de esos que eliminan el olor a tabaco) antes de irse.

Luego, otra "trabaja en el aeropuerto" como asistente de limpieza en el turno de la tarde-noche por lo que tiene hasta un overol con el logo de una empresa de servicio y ella no tiene que justificar el olor a cigarrillo. Aunque a veces lo que se inventa son tandas recibidas para justificar la cantidad de efectivo con la que llega a casa.

En fin, así miles de historias. Yo, afortunadamente no tengo que justificarme con mi familia. Hace mucho que no tengo contacto con ellos por lo que saben que trabajo como Asistente de Relaciones Públicas de un restaurante. Y punto.

La bronca a la que todas nos enfrentamos es a ser descubiertas por azahares del destino por algún conocido que pueda ir a abrir la boca. Pocos entienden que éste es un trabajo como cualquier otro y muchos creen que pueden discriminarnos, subestimarnos o humillarnos a placer sólo por el hecho de quitarnos la ropa para ganarnos la vida.